La sustancia icónica de la pintura figurativa de Jan van Eden y la particular
narratología que habitualmente ha desarrollado en buena parte de su obra,
siempre ha estado directamente correlacionada con el método, el oficio y la
ubicación del cineasta que sin duda también es. Van Eden pintor a caballo entre
dos mundos: Ámsterdam y Sabayés (Huesca); Ámsterdam encarna la gran ciudad, las
multitudes que avanzan, la vida atropellada y vertiginosa; Sabayés es un refugio
donde reflexiona, evoca encuentros y desencuentros, y crea sus particulares
relatos visuales. De manera que esta colección de pinturas supone la simbiosis
total entre la naturaleza del procedimiento y el objeto de su obra, que es el
cine del que se nutre, pero no como sujeto de homenaje, sino como medio para
seguir indagando en su particular universo y los temas que siempre han estado
presentes a lo largo de su trayectoria artística.
Van Eden usa el personaje principal, el que ocupa el eje del lienzo, para
decirnos que en realidad el dominante en su composición es el plano subjetivo,
donde el actor/actriz en primer plano revela la respuesta emocional que el autor
quiere transmitir, donde reside la esencia de su particular “storytelling”, en
no pocas veces descontextualizado de la película de referencia a la que parece
invocar, y con una transcendencia en su interpretación que supera las barreras
formales del cine y se acerca a la crítica social que este pintor siempre
pretende.
Éste es el lugar que Van Eden presta a sus admiradas Monica Vitti, Claudia
Cardinale, Catherine Deneuve, Gloria Swanson, Ana Karina, Anouk Aimee, Ana
Magnani, Monica Bellucci, Marilyn Monroe, Lya Lis, Greta Garbo o Susan Sarandon
entre otras, así como a Humprey Bogart, Marc Michel o Bruce Willis. Van Eden no
deja escapar esta particular oportunidad para hablarnos de dos de sus autores
imprescindibles mimetizándose en su particular mundo creativo y participar con
ellos del proceso narrativo en el que están inmersos con sus películas. Nos
referimos por un lado a Federico Fellini y por otro a Luis Buñuel donde cintas
como “La edad de oro”, “El discreto encanto de la burguesía” o “Belle de Jour”
son un punto y seguido a partir del cual se suma a revisar y recomponer de una
manera muy particular la historia de sus personajes.
Esta exposición se abre con un sentido homenaje a Pepa Santolaria (fallecida
recientemente), esposa, compañera, cómplice, amiga y galerista de Jan van Eden,
a la que el autor dedica un grupo de pinturas y retratos reflejo de una larga
vida, felizmente compartida, de tránsito y trabajo a lo largo y ancho del mundo
donde la pasión y el compromiso con el arte y desde el arte que han proyectado
desde Ámsterdam y Sabayés (Huesca), pasando por Calanda, han determinado una
admirable vida de cine.
J. Alberto Andrés Lacasta